jueves, 14 de marzo de 2013

Desarme


Fernando VII abolió la ley Sálica y tras su muerte, sus dos hijos, Isael y Carlos, se produce una ruptura, haciendo que el pueblo tome partido por uno o por otra. Los carlistas apoyaban a Carlos, que eran partidarios de la ley absolutista, mientras que los isabelinos preferían a Isabel, con un régimen más liberal y que la legitimizaba como heredera al trono.
Comenzó así, la primera guerra Carlistas.
Hay tres teorías al respecto de la celebración del día del Desarme en Oviedo:
1833 Desarme de voluntarios carlistas.
1856 Batallones carlistas en Llanera.
19 de Octubre de 1836 la Batalla de Oviedo.

Oviedo se declaró isabelina, mientras que la iglesia era carlista.
Las armas fueron repartidas entre los ciudadanos, reclutados para mantener el orden ante los posibles brotes  y ataques carlistas. eran los llamados Milicias Nacionales.
El 19 de Octubre, el carlista Pablo Sanz y Baeza (Sanz), entra en Oviedo, causando muerte y destrucción a su paso y siendo correspondido por las tropas urbanas de los isabelinos, a las órdenes del coronel Pardiñas. El resultado final, fue la victoria de éste último, y brindando entre los partidarios isabelinos, un menú de celebración, que aunque se sospecha que no fue este guiso, sí que fue el 19 de Octubre. Día en el que todas las casas particulares, y restaurantes (y ya en otras regiones asturianas por extensión), se celebra tal batalla con este plato tan sabroso, con este y otros tan asturianos como los callos y el arroz con leche.


INGREDIENTES
Garbanzos
Espinacas
3 Huevos
Bacalao desalado.
1 Cebolla
2 Dientes de ajo
1 Puerro.
1 Manojo de perejil
Pimentón Dulce
Azafrán molido.
Harina.
Vino blanco.

PREPARACIÓN
Ponemos los garbanzos a remojo la noche anterior en agua caliente.

Al día siguiente los ponemos a cocer en caldo de pescado (si se tiene), junto a media cebolla, los dos dientes de ajo machacados, el puerro, el perejil y el azafrán.

Mientras tanto cocemos dos huevos, con el otro rebozaremos el bacalao cortado en dados preferiblemente y freímos en aceite caliente. Retiramos del fuego y reservamos.
En ese aceite pochamos el resto de la cebolla picada fina, y cuando esté tierna añadimos el pimentón y un chorrete de vino blanco.

Cortamos los huevos como más nos guste, yo los hago muy finitos para que en cada cucharada podamos llevarnos una buena cantidad. Y lo añadimos todo junto a los garbanzos, que estarán ya casi hechos del todo.

Daremos un último hervor hasta que el plato esté listo para ser degustado.

Soy consciente, que aunque utilizando los mismos ingredientes, en cada casa se hará de una forma diferente, ésta es la forma de hacerlo en mi familia.



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