El error de las dietas hiperproteicas


Pasadas las fiestas navideñas mucha gente se lanza a los gimnasios para perder los kilos ganados estos días. Otros en cambio prefieren atenerse a una estricta dieta que no siempre es todo lo saludable que debiera. Uno de los enemigos declarados de las dietas salvajes, al menos en los últimos años, son los carbohidratos. Enemigo inverosímil pero muy real para bastantes pseudonutricionistas. Gracias a estudios pseudo-científicos utilizados de forma retorcida por la publicidad mucha gente se siente culpable por comer alimentos tan indispensables como el pan, los macarrones o las patatas.

La glucosa llega a todas partes de nuestro cuerpo. Es por ésta razón que los individuos afectados por diabetes pueden presentar múltiples síntomas ya que los problemas con la insulina repercuten en todo el organismo.

Cuando no consumimos carbohidratos se generan unos compuestos químicos denominados cuerpos cetónicos debido a que el pancreas libera otra hormona, el glucagón, cuya misión es transformar la grasa en glucógeno. Los cuerpos cetónicos serían los encargados de suministrar energía al cuerpo en casos excepcionales de falta de alimento.

Como os habréis percatado, ante la falta de glucosa, el organismo tira de las reservas de energía acumuladas en la grasa. Esto ha hecho que muchas dietas hayan eliminado de forma errónea los carbohidratos. Esto no es tan fácil como pudiera parecer. Estamos diciéndole al cuerpo que ha entrado en una fase de penuria, de falta de alimento y éste reacciona en modo "alarma", presuponiendo que en poco tiempo conseguiremos ingerir comida de forma normal. Para evitar éste efecto existen las dietas hiper-proteícas, donde la ingesta de carbohidratos ha sido substituida por la ingesta masiva de proteínas. Las proteínas son más difíciles de digerir provocando antes saciedad y aparentemente subsanan los problemas derivados de la ausencia de los carbohidratos. Nada más lejos de la realidad. Por un lado los problemas de cetosis continúan. Estamos diciendo a nuestro cuerpo que trabaje de una manera para la que no fue diseñado y el aprovechamiento de la energía procedente de una dieta proteíca no es tan eficiente como el obtenido de los carbohidratos. Por ejemplo, el cerebro no puede utilizar el 100% de la energía proporcionada por los cuerpos cetónicos debido a su carácter ácido y esto se manifiesta en falta de rendimiento intelectual (otorga al individuo un cierto aire de cansancio o apatía). Además algunos efectos secundarios de la eliminación de los cuerpos cetónicos - mal aliento, olor desagradable del sudor y la orina, pérdida de calcio y nauseas - siguen estando presentes puesto que precisamos de ellos para aprovechar la energía de la grasa acumulada debido al carácter hipocalórico de las dietas. Por el contrario, el consumo de carbohidratos genera una energía "limpia" lo que se traduce en menos residuos capaces de afectar el funcionamiento del organismo.

Revisando algunas dietas hiperproteicas como la Cooley o la Scardale salta a la vista que son desequilibradas,  presentan graves carencias de vitaminas y minerales  y además pueden provocar problemas renales y hepáticos.

Así que antes de iniciar una dieta conviene recordar cosas muy básicas y sencillas : hay que comer de todo de forma moderada, sin eliminar desde luego los carbohidratos (que deben seguir constituyendo el 50% de la dieta), desayunar muy bien, comer bien y cenar de forma moderada. No saltarse ninguna comida. Mucha fruta y verdura, lácteos descremados, poca carne y pasta integral. Si tomamos un poco de grasa - mantequilla, aceite de oliva virgen extra - que sea preferentemente en el desayuno. Con eso y un poco de ejercicio recuperaréis el peso adecuado siempre que nos fijéis una meta temporal imposible de alcanzar : intentar adelgazar en un mes puede tener repercusiones aún peores que la grasa que tratáis de eliminar.