Unas croquetas un tanto originales, un toque diferente a las
tradicionales, pero igualmente
riquísimas.
Un plato bastante laborioso, pero con un resultado exquisito. Solo
es una copia de las recetas de croquetas de toda la vida. La única
diferencia es que vamos a sustituir la carne de la pringa por
gambas. Tiernas y jugosas.
Una variedad de croquetas muy útil si queremos quedar de lujo en
cualquier comida o
celebración.
Podemos servirlas como aperitivo, para cenar con una ensalada
ligera o en el almuerzo como primer
plato o como segundo.
Si queréis unas croquetas de gambas con un sabor más intenso,
podéis preparar un caldo con las peladuras de las gambas y
añadirlo cuando estéis haciendo la masa.
O apretar las cabezas de las gambas sobre la bechamel para que
suelten todo su jugo.
El sabor a marisco será muy, muy
intenso.
Yo no lo he hecho en mi receta. Prefiero un sabor más suave, pero
os dejo la opción.
Ingredientes:
- Pimienta molida.
- 200 gr. de gambas peladas (o 15/16 gambas
frescas).
- 400 gr. de harina.
- Pan rallado.
- 5 vasos de leche
grandes.
- Sal.
- Aceite de oliva.
- Huevos para el
rebozado.
Preparación de la receta (con estos ingredientes yo he conseguido
44 croquetas):
Picamos la cebolla
pequeñita y la freímos en bastante aceite.
A medio freír la cebolla añadimos la sal, la pimienta y un poco de
leche (si vais a usar caldo de la cocción de las gambas, este es el
momento de ponerlo en lugar de la leche).
Esperamos hasta que
la cebolla se ponga tierna.
Si las gambas son ya peladas, las troceamos pequeñitas y
añadimos en este momento (si son frescas las ponemos a cocer en
agua unos minutos).
Dejamos hacer un rato.
Añadimos más leche y
mezclamos todo.
Cuando esta mezcla empieza a hervir vamos añadiendo poco a poco
la harina y más leche.
Seguimos removiendo mucho rato para que la masa se haga. Si se
pega debemos usar nuestro criterio e ir echando más harina o
leche para que no se pegue al perol.
Tenemos que conseguir que la masa quede suelta, es decir no se
pegue a las paredes del perol, y también doradita sin que se
reseque, para que después las croquetas resulten
jugosas.
Tapar con papel transparente y cuando se enfríe meter en el frio y
dejar reposar veinticuatro
horas.
Al día siguiente podemos hacer las croquetas:
Para ello preparamos un plato con huevo batido y otro con pan
rallado.
En el del huevo ponemos un chorreón de leche para que las
croquetas resulten más tiernas.
Con una cuchara vamos cortando trocitos de masa. Lo metemos en
el huevo y luego en el pan rallado. Con la mano le damos una
forma bonita y las vamos poniendo en una bandeja sin que se
peguen ni se rompan.
Si hacemos mucha cantidad, podemos congelarlas y tenerlas
siempre dispuestas.
En ese caso es conveniente que cuando vayamos haciéndolas, las
coloquemos ya definitivamente en el recipiente que vaya a ir al
congelador,
para no tener que moverlas y evitar que se estropeen.
El resultado un entrante delicioso. Pueden comerlas tanto adultos
como niños ya que sus
ingredientes son de lo más sano.
Espero os haya resultado útil. Cualquier duda preguntad.
Tiempo de
elaboración: alto.
Dificultad: media.
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