Como actualmente hay «día» para todo, las espinacas también tienen su día internacional, el 26 de marzo. Ya ha pasado tiempo desde entonces pero siempre es bueno comer espinacas. Se hicieron famosas a través del comic de Popeye, que las comía directamente de una lata para vencer a su rival Brutus.
Por lo visto, y leído, el hecho de que las espinacas otorgaban a Popeye súper poderes tiene su origen en un error decimal del químico Erich von Wolf, científico alemán que olvidó poner una coma en 1870, llevó a cabo unos estudios sobre esta hortaliza y su aportación de hierro, y en los resultados en vez de poner 3,5 miligramos de hierro por cada 100g de espinacas, puso 35 miligramos. A pesar del error la espinaca no perdió su fama de hortaliza que aporta gran cantidad de hierro.
Un estudio publicado en The Journal of Nutrition y llevado a cabo con ratas ha revelado que la espinaca contiene nitrato inorgánico natural, que ayuda a controlar la hipertensión y a desarrollar músculos más fuertes. Su consumo, a pesar de todo, debe ser moderado, pues es rica en ácido oxálico que, si se combina con minerales, forma oxalatos que podrían afectar a pacientes de gota, artritis o artrosis.
Pero comer espinacas en dosis moderadas es muy sano, y es antioxidante y ayuda a controlar la diabetes entre otros beneficios.
Hoy vamos a tomarlas en ensalada. En este blog pidéis encontrar varias recetas elaboradas con espinacas, guisadas y en ensalada. La de hoy lleva anchoas y queso.
Qué necesitamos:
- Un manojo de espinacas frescas
- Un tarro de daditos de queso Feta
- Una lata de anchoas en aceite de oliva
- Unas cuantas nueces peladas
- Aceite de oliva Virgen
- Vinagre de vino
- Sal
Cómo se hace:
Enjuagamos bien las espinacas debajo del grifo hasta que queden limpias.
Las cortamos en trocitos y los echamos en un cuenco o ensaladera. Añadimos el queso y las nueces, y aliñamos con sal, vinagre y aceite.
Por último añadimos las anchoas con su aceite, que echaremos por encima.
Rica no…riquísima.
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