Aquí tenéis otra posibilidad para comer pescado, salmón gratinado. Si cuidáis la línea, cuidado porque esta opción es más calórica, pero si tenéis niños «anti pescado» os vendrá genial. Se enmascara mucho el sabor y con el queso gratinado les gustará más que sólo a la plancha o rebozado.

INGREDIENTES:

– salmón salvaje sin espinas en rodajas

– 1 vaso de vino blanco

– 210 ml de nata líquida para cocinar sin gluten (Hacendado)

– 1 cucharada pequeña de harina de maíz (Maizena)

– tomate frito triturado sin gluten (Gourmet)

– aceite de oliva virgen extra

– un trozo de queso curado para rallar

– sal

– pimienta negra recién molida

ELABORACIÓN:

Precalentamos el horno a 180ºC, arriba y abajo.

Lo primero que hacemos es sellar el salmón por ambos lados en una sartén con una pizca de aceite de oliva a fuego fuerte. No tenemos que cocinarlo demasiado, con darle un par de vueltas será suficiente. Cuando tengamos el salmón sellado lo ponemos en una fuente de horno o en cazuelas de barro individuales, salamos por encima y reservamos.

Acto seguido ponemos en un bol la nata líquida con la maizena para diluirla. A continuación añadimos el vaso de vino blanco, unas 5 cucharadas soperas de tomate frito, un chorrito de aceite de oliva virgen extra, un poco de sal y una pizca de pimienta negra recién molida al gusto.

Cuando tengamos la mezcla bien homogénea la añadimos sobre el pescado y rallamos abundante queso por encima.

Metemos la fuente o cazuelas de barro en el horno durante unos 20-30 minutos a 180ºC, así el pescado se terminará de cocinar; ponemos el grill unos minutos antes de servir para que  la capa de arriba se ponga más dorada y crujiente.

Servimos bien caliente en las mismas cazuelas de barro.