Cuando hago una receta que hacía mi madre me siento muy orgullosa de haber sabido seguir sus pasos. Cuando una amiga me cuenta cómo hace algo y lo pongo en práctica me gusta ver cómo sale bien y está bueno. Cuando leo una receta en Internet o la veo en la televisión, y me pongo manos a la obra a intentar imitarla, me resulta práctico tener hoy día tantas posibilidades de aprender nuevas cosas. Pero cuando invento una receta, la hago y me sale de escándalo…¡¡¡se me encaja la sonrisa ya para todo el día y la autoestima como cocinera se me sube como la espuma!!

Pues eso me ocurrió ayer. Tenía cazón, que es uno de los pescados que más me gusta, cazón del bueno, no del que a veces te quieren colar como cazón y no tiene nada que ver. Hablando de cazón el de la Bahía de Cádiz es maravilloso, y el de Puerto Real especialmente el mejor de todos.

Pues tenía cazón, ya cortadito en rodajas y con la sal echada, dispuesto a ser frito como otras veces. Pero se me vino la idea de hacerlo «en amarillo», que es muy típico de Cádiz. Pero no tenía guisantes, ni naturales ni en lata. Así que me puse a ver qué latitas tenía de algo parecido que pudiera hacerme el apaño. Pero no, parecido no tenía nada. Tenía unas latitas de pimientos morrones, y mira por donde se me vino a la cabeza un plato muy colorido: amarillo y rojo. Cazón en amarillo con toques rojizos. No puede estar malo, pensé. Y así fue, no solo estaba bueno, sino que estaba exquisito.

Qué necesitamos:

• Varias rodajas de cazón
• Media cebolla
• Una lata de pimientos morrones
• Medio vaso de los de agua de vino blanco (usé Gran Mayeto de Bodegas El Gato de Rota, que me gusta mucho para guisar)
• Unas hebras de azafrán y un poco de colorante alimentario
• Una cucharada de pan rallado
• Aceite de oliva y sal

Cómo se hace: En la olla que vayamos a usar se echa un poco de aceite de oliva y se refríe un poco la cebolla picada. A continuación echamos los pimientos también cortaditos y los rehogamos.

Seguidamente echamos el azafrán, el colorante y las rodajas de cazón, dándoles vuelta y vuelta.

Añadimos el vino y la sal. Yo no le eché la sal en este momento pues el cazón la tenía echada ya de antes, ya que como dije más arriba pensaba freirlo. También echamos el pan rallado y lo dejamos hacer hasta que veamos que el pescado está hecho, cosa que ocurre enseguida, y que la salsita está bien trabada.

Puedo asegurar que está riquísimo y que el cazón con los pimientos morrones queda estupendamente. En vez de guisantes…pimientos morrones.